AMERICAN VANDAL
American Vandal es una serie sobre institutos americanos.
Con esta introducción pocos se atreverán a verla, y los entiendo, yo me senté frente a la tele con muchos (muchísimos) prejuicios. Los adolescentes
yanquis son aborrecibles, estoy seguro que fueron los únicos que sobrevivieron en Vengadores III; nos meten por
los ojos sus ridículos conflictos y sus repugnantes
institutos, sus estereotipos (gafapasta, popular, animadora, siniestro) no son creíbles, y las series sobre ellos mucho
menos. En base a todo esto, ¿en qué universo alternativo deberíamos ver otra serie sobre ellos?,
pues en Netflix.
La premisa inicial de este gamberro americano es tan tonta
que seduce: aparecen pintados penes en los coches de los profesores y culpan al
típico ganso del instituto, el asocial
de costumbre decide elaborar un documental para exonerar al ganso previamente
citado. Si, con todo lo que he dicho hasta ahora prefiero ver Gran Hermano. No,
coño, esta serie en una de esas joyitas
perdidas que a veces Netflix nos ofrece. Olvidémonos
de lo insustancial de su trama, olvidémonos de
lo deslocalizado que está (a
estos gansos los pillan unos spanish vandal de verdad y los ponen mirando a
Cuenca en el primer capítulo), olvidémonos de nuestros prejuicios (lógicos) y dejémonos llevar por una serie muy bien hecha.
Una vez establecido el argumento podríamos caer en la idea de que nos vamos a encontrar con una comedia
escatológica y gruesa, pues nada de
eso, humor fino mandarino. Los creadores, Tony Yacenda y Dan Perrault, han
conseguido con esta serie la crítica
definitiva a esos documentales (o series) sobre crímenes reales sin resolver. Se burlan sin piedad de un género que de un tiempo a esta parte está colapsando nuestros cables de datos.
True Crime, True Detective, The Jinx… son
satirizados sin piedad, y lo peor es que esta bobada consigue engancharnos más que esas series de relumbrón: terminas más interesado en saber quién pintó las chipichangas que en quien mató a Versace. El acabado técnico es perfecto, logrando a la
perfección que caigas en el juego del
falso documental (mucho más creíble que el del follonero), las
interpretaciones funcionan a la perfección y el guion
como un reloj (eso sí que es
un arma de precisión y no la que les vendemos a
los saudíes). Vale que define bien
esos tipos antes señalados en los institutos,
vale que, como los documentales, tiene una fuerte carga crítica contra el sistema, vale que pone
en cuestión (de una forma muy eficaz)
el uso de las nuevas tecnologías en
nuestra forma de interrelacionarnos, vale todo eso…pero lo importante: es muy divertida y muy adictiva.
Ocho episodios de media horita cada uno, con risas y
misterio, ¿y te lo vas a perder? Déjate llevar por tu gurú del entretenimiento y disfruta de
American Vandal, además,
seguro que ya te ha llegado por el guasas el video de la segunda temporada.
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