viernes, 21 de septiembre de 2018


AMERICAN VANDAL

 

American Vandal es una serie sobre institutos americanos. Con esta introducción pocos se atreverán a verla, y los entiendo, yo me senté frente a la tele con muchos (muchísimos) prejuicios. Los adolescentes yanquis son aborrecibles, estoy seguro que fueron los únicos que sobrevivieron en Vengadores III; nos meten por los ojos sus ridículos conflictos y sus repugnantes institutos, sus estereotipos (gafapasta, popular, animadora, siniestro) no son creíbles, y las series sobre ellos mucho menos. En base a todo esto, ¿en qué universo alternativo deberíamos ver otra serie sobre ellos?, pues en Netflix.

La premisa inicial de este gamberro americano es tan tonta que seduce: aparecen pintados penes en los coches de los profesores y culpan al típico ganso del instituto, el asocial de costumbre decide elaborar un documental para exonerar al ganso previamente citado. Si, con todo lo que he dicho hasta ahora prefiero ver Gran Hermano. No, coño, esta serie en una de esas joyitas perdidas que a veces Netflix nos ofrece. Olvidémonos de lo insustancial de su trama, olvidémonos de lo deslocalizado que está (a estos gansos los pillan unos spanish vandal de verdad y los ponen mirando a Cuenca en el primer capítulo), olvidémonos de nuestros prejuicios (lógicos) y dejémonos llevar por una serie muy bien hecha.

Una vez establecido el argumento podríamos caer en la idea de que nos vamos a encontrar con una comedia escatológica y gruesa, pues nada de eso, humor fino mandarino. Los creadores, Tony Yacenda y Dan Perrault, han conseguido con esta serie la crítica definitiva a esos documentales (o series) sobre crímenes reales sin resolver. Se burlan sin piedad de un género que de un tiempo a esta parte está colapsando nuestros cables de datos. True Crime, True Detective, The Jinx son satirizados sin piedad, y lo peor es que esta bobada consigue engancharnos más que esas series de relumbrón: terminas más interesado en saber quién pintó las chipichangas que en quien mató a Versace. El acabado técnico es perfecto, logrando a la perfección que caigas en el juego del falso documental (mucho más creíble que el del follonero), las interpretaciones funcionan a la perfección y el guion como un reloj (eso sí que es un arma de precisión y no la que les vendemos a los saudíes). Vale que define bien esos tipos antes señalados en los institutos, vale que, como los documentales, tiene una fuerte carga crítica contra el sistema, vale que pone en cuestión (de una forma muy eficaz) el uso de las nuevas tecnologías en nuestra forma de interrelacionarnos, vale todo esopero lo importante: es muy divertida y muy adictiva.

Ocho episodios de media horita cada uno, con risas y misterio, ¿y te lo vas a perder? Déjate llevar por tu gurú del entretenimiento y disfruta de American Vandal, además, seguro que ya te ha llegado por el guasas el video de la segunda temporada.
Valoración: 7,5 sobre 10

domingo, 16 de septiembre de 2018


LAS CIUDADES OSCURAS

 


Las Ciudades Oscuras es una de las más magnas obras que ha producido el cómic, me atrevo a decir que es una de las obras que más ha contribuido a considerar el cómic como un arte. Y ahí queda eso.

Corrían los despreocupados ochenta, nos dejábamos llevar por el dulce hedonismo de Cairo, nos arrebataba la gamberra diversión de El Víbora y de prontoaparece un álbum llamado La fiebre de Urbicanda y nuestro universo se descoloca. Publicado por Metal Hurlant, escrito (muy bien) por Benoît Peeters y dibujado por François Schuiten (pero requetebién, hay páginas que merecen estar en el Thyssen), ese álbum (ganador del premio de Angouleme) iba a significar el comienzo de una saga que estremecería para siempre nuestro concepto de la realidad. Que no, coño, que no estoy exagerando.

Borges, en uno de sus maravillosos cuentos (Tlön, Uqbar, Orbis Tertius), nos hablaba de un continente desconocido, paralelo, completo, con su cosmogonía, su geografíasolo aprehendido por documentos hallados casi al azar. Esta maravillosa idea la desarrollan los mencionados autores para proponernos un maravilloso juego de espejos (otra vez Borges), y mostrarnos una realidad deformada que pretende, y consigue, que veamos la realidad sin la repugnante patina que nos confiere la pertenencia a un lugar determinado.

Doce álbumes, corregidos, reeditados, perfeccionados (la obra perfecta para coleccionistas) nos presentan un universo completo (yo sigo esperando con ansia más obras). Viajar por el mundo de Las Ciudades Oscuras viene a ser como entrar en esas atracciones de feria en la que un paseo por diferentes tipos de espejos nos muestran nuestro yo deformado. Al final esa deformación nos muestra la realidad de una forma que antes de entrar nos negábamos a aceptar.

Vamos a centrarnos un poco. Todos los álbumes, aunque relacionados, son independientes. Los personajes son completamente arquetípicos: funcionarios, urbanistas (urbatectos), conservadores, artistasque se ven obligados a un viaje, no deseado, que cambia su vida. Un personaje secundario, rebelde a esa realidad, les ayuda a despojarse de sus ideas preconcebidas y a descubrir y descubrirse. Ese universo está conectado al nuestro, y esa conexión (que logran los artistas) es la que nos muestra las paradojas.

Es el espacio, amigo. Las verdaderas protagonistas de la historia son las ciudades, sus arquitecturas (M-A-R-A-V-I-L-L-O-S-A-S), son las que condicionan los comportamientos, individuales y colectivos, nos definen, nos marcan. Las ciudades soñadas por estos dos artistas a veces son reconocibles inmediatamente (Bruselas, Paris), otras veces son utopías (distopías), que muestran futuros o pasados posibles.

Ojo, que parece que estoy hablando de un peñazo filosófico que te cagas, pues no, son libros de aventuras, que con un toque Kafkiano y una inspiración Verniana, nos harán pasar un rato agradable. Pero nos queda la segunda lectura, la tercera, la cuarta. Nunca dejaras de leer estas extrañas, conmovedoras, intrigantes historias; nunca dejaras de admirar la incuestionable belleza de sus ilustraciones; nunca dejaras de buscar tu realidad en esa evocadora realidad que contienen estas ciudades.

Cuando un aficionado al cómic te enseñe su biblioteca, enseguida podrás catalogarlo en base a estas Ciudades Oscuras. Si te gusta el cómic, si te gusta la literatura, si te gusta el arteLas Ciudades tendrán un lugar destacado en tu estantería.

A pesar de ser una obra que se ha estudiado hasta la saciedad, incluso tesis doctorales hay, nunca ha tenido la difusión pública que merece, como si los amantes del cómic la tuviéramos escondida como un placer disfrutable solo para un escaso número de escogidos, pues no, debemos de evangelizar, y Las Ciudades Oscuras es una de las obras que merecen ser conocidas por el gran público (que cohones, debían de enseñarla en las escuelas). No soy amigo de spoilers, pero no puedo aguantarme: Borges es el protagonista de uno de los álbumes más bellos de la historia del cómic.

Norma la ha editado toda de diferentes maneras, y en los mercadillos aún se pueden encontrar los volúmenes de Eurocomic. Si no la tenéis, no dudéis, que sea vuestra próxima compra, me lo vais a agradecer y fardaréis mogollón la próxima vez que invitéis a alguien a ver vuestra colección.

 

Valoración. 10 de 10

 

miércoles, 5 de septiembre de 2018


BATMAN EL PRINCIPE OSCURO.

 


Ya ha salido la segunda parte de Batman El Príncipe Oscuro y bueno, está bien. Marini nos ha dado lo que nos esperábamos, y ya está. ¿Es esto todo lo que se me ocurre después de haber leído las dos partes?  Pues no, voy a decir mucho más, pero todo a su tiempo.

El año pasado se nos anunciaba a bombo y platillo que el reputado, afamado, nueva estrella del cómic europeo, Enrico Marini iba a realizar un álbum sobre Batman en colaboración con la editorial Dargaud. Yo lo primero que pensé es, ¿quién es este tipo?, luego a medida que mis neuronas (escasas pero cucas) hicieron sus conexiones debidas recordé unos tebeos folletinescos llamados El Escorpión que en su momento comencé a leer pero que pronto abandoné, no por malos, sino porque había cosas que me llamaban más.

Tremendo despegue publicitario hizo que yo, y muchos, esperáramos como verdadera agua de mayo el vistazo europeo a uno de los mitos del cómic (y de la cultura pop, para más ende). Con este segundo volumen la publicidad ya no hizo tanto efecto porque el factor sorpresa se había acabado. Sabíamos con lo que nos íbamos a encontrar.

El Batman de Marini es bellísimo, no encontraremos otra Gotham tan maravillosa como la que él ha recreado con sus estupendas acuarelas. Solo por ver algunas de esas ilustraciones a doble página con vistas cenitales sobre nuestra ciudad favorita vale la pena comprar los álbumes. Marini es un gran dibujante, y este Batman visualmente es maravilloso, cada viñeta valdría por una portada. La historia, sin ser nada del otro mundo, está bien contada, Marini conoce el oficio y lo maneja como un diestro artesano, ahí está el problema. Es una historia demasiado ortodoxa, demasiado académica, todos esperábamos un punto de vista nuevo y eso es lo que nos deja en la boca un regusto a nube (¿a qué saben las nubes?) después de leerlo. Creo, en mi nada humilde opinión, que Marini se acojonó. Él, como muchos, es un fan del murciélago, y no le perdió ese temor reverencial que en el fondo impone. Es más, la obra de un fan agradecido que de un genio creador. Me recuerda mucho a la sensación que me dejo Batman Arquitectura Mortal, fallaba algo y no eran las ganas del creador ni la actitud del lector.

Sale Joker, sale Harley, sale Croc, sale Selina (aquí Marini sigue la continuidad de Tom King), sale Alfred, sale Gordon (para mi alegría no sale ninguno de sus repelentes acompañantes) y hay dos incorporaciones a destacar: un sicario de Joker llamado Archie, depresivo y suicida; y una niña, pedante, antipática, cargantela cual es el mc guffin de la historia ya que pretende ser hija de nuestro casto Bruce (lo siento, no puedo con los niños).

En principio son solo dos volúmenes, pero la historia deja un cabo suelto y un giro final que parece avanzar una continuación. Yo personalmente, sin que me hayan maravillado los tomos precedentes, me la compraré y disfrutare de este Marini que dibuja al murciélago que te cagas.

Valoración: 7,5 sobre 10

martes, 4 de septiembre de 2018


PREACHER (LA SERIE)

 

Llega septiembre y además de apuntarte a todos los coleccionables que salen (aunque solo compras el nº1) es el momento de apuntarte a una serie. Esa serie tiene que ser Preacher sí o sí.

Preacher es un cómic genial (si, genial), escrito por Garth Ennis y dibujado por Steve Dillon (que en gloria esté). Pero vamos a hacer un tremendo esfuerzo de imaginación y vamos a hacer como si esa magna obra no hubiera existido (el mundo sería mucho más aburrido). Vamos a centrarnos solo en la serie de AMC y no entremos en comparaciones.

El saben aquel que dice que un predicador, un vampiro y una delincuente se juntan para encontrar a Dios. Pues en esencia es eso, vamos a concretar un poquito más. Un predicador, antiguo delincuente y con una familia muyyyyyyy especial, recibe el poder del Verbo, la Palabra de Dios (todo aquel que le escucha lo obedece). Su novia es también una delincuente, con una venganza que llevar a cabo. Un vampiro politoxicómano y conspiranoico, enamorado locamente de la susodicha se une a ellos para encontrar a Dios, pero no es un concepto metafísico ni zarandajas de esas, quieren encontrar a dios físicamente para cantarle las cuarenta o lo que sea menester, que con esta banda nunca se sabe. Pero que quede clarita una cosa, estos tres son los más normales de la serie, imagínense como será el resto, que hay mucho.

Preacher no deja de ser un western, una de vaqueros moderna (si hasta sale John Wayne) pero con esos toques diferentes que la hacen única. Es divertida, irreverente (mucho), iconoclasta (demasiado), violenta (como debe ser), gore (con humor) Me diréis: coño la serie perfecta. Pues casi, pero no. Insisto, solo me refiero a la serie. Hay bastante irregularidad entre los episodios, algunos merecen estar en el Olimpo de las series y otrospues dan bandazos centrándose demasiado en las relaciones entre estos tres y parece que estemos viendo A dos metros bajo tierra. Estos bajones lastran la serie y hace que a veces no sea difícil acabar algún episodio, pero hay que hacerlo cohones (sin sacrificio no hay beneficio), de verdad que vale la pena.

Cada temporada, ahora están con la tercera, tiene un escenario distinto que también es protagonista de esta serie. La primera temporada era un pequeño núcleo rural que, con un elemento coral importante, nos presentaba a estos tres vándalos. La segunda transcurre en Nueva Orleans y se centra más en la búsqueda de Dios. La tercera nos lleva a Angelville donde entre rednecks y magia vamos a conocer los oscuros orígenes de este predicador tan gamberro.

El elenco es impresionante, los actores que dan vida a estos tres lo hacen muy bien, pero lo hacen también unos secundarios que son la guinda del pastel: El Santo de los Asesinos, Caraculo, El Papa, Hitler, Jesucristoes que estaría horas y horas hablando de los trastornados que pueblan esta serie.

A este lo meto a parte: Pip Torrens (el de Orgullo y Prejuicio) interpreta a Herr Starr; solamente por verlo a él vale la pena ver la serie. Que gozada, es uno de los mejores malos de la historia de la televisión, es el Iznogud del futuro, el Filemon del anticristo. El macho Camacho.

Aprovechen para verla antes de que la borren, porque si esta serie llega a los ojos de alguno de los Abogados Cristianos esta serie va al juzgado más rápido que nuestro compi Puchi. Tan salvaje que no se ni como ha llegado a la 3ª temporada (no creo que llegue a la 4ª, muchas presiones para que AMC la cancele).

Ya saben, a reírse mucho y a perder puestos para ir al Cielo, pero que no nos quiten un poquito de alegría en este valle de lágrimas. Todo esto es Preacher.

Valoración: 8,5 sobre 10.