miércoles, 5 de septiembre de 2018


BATMAN EL PRINCIPE OSCURO.

 


Ya ha salido la segunda parte de Batman El Príncipe Oscuro y bueno, está bien. Marini nos ha dado lo que nos esperábamos, y ya está. ¿Es esto todo lo que se me ocurre después de haber leído las dos partes?  Pues no, voy a decir mucho más, pero todo a su tiempo.

El año pasado se nos anunciaba a bombo y platillo que el reputado, afamado, nueva estrella del cómic europeo, Enrico Marini iba a realizar un álbum sobre Batman en colaboración con la editorial Dargaud. Yo lo primero que pensé es, ¿quién es este tipo?, luego a medida que mis neuronas (escasas pero cucas) hicieron sus conexiones debidas recordé unos tebeos folletinescos llamados El Escorpión que en su momento comencé a leer pero que pronto abandoné, no por malos, sino porque había cosas que me llamaban más.

Tremendo despegue publicitario hizo que yo, y muchos, esperáramos como verdadera agua de mayo el vistazo europeo a uno de los mitos del cómic (y de la cultura pop, para más ende). Con este segundo volumen la publicidad ya no hizo tanto efecto porque el factor sorpresa se había acabado. Sabíamos con lo que nos íbamos a encontrar.

El Batman de Marini es bellísimo, no encontraremos otra Gotham tan maravillosa como la que él ha recreado con sus estupendas acuarelas. Solo por ver algunas de esas ilustraciones a doble página con vistas cenitales sobre nuestra ciudad favorita vale la pena comprar los álbumes. Marini es un gran dibujante, y este Batman visualmente es maravilloso, cada viñeta valdría por una portada. La historia, sin ser nada del otro mundo, está bien contada, Marini conoce el oficio y lo maneja como un diestro artesano, ahí está el problema. Es una historia demasiado ortodoxa, demasiado académica, todos esperábamos un punto de vista nuevo y eso es lo que nos deja en la boca un regusto a nube (¿a qué saben las nubes?) después de leerlo. Creo, en mi nada humilde opinión, que Marini se acojonó. Él, como muchos, es un fan del murciélago, y no le perdió ese temor reverencial que en el fondo impone. Es más, la obra de un fan agradecido que de un genio creador. Me recuerda mucho a la sensación que me dejo Batman Arquitectura Mortal, fallaba algo y no eran las ganas del creador ni la actitud del lector.

Sale Joker, sale Harley, sale Croc, sale Selina (aquí Marini sigue la continuidad de Tom King), sale Alfred, sale Gordon (para mi alegría no sale ninguno de sus repelentes acompañantes) y hay dos incorporaciones a destacar: un sicario de Joker llamado Archie, depresivo y suicida; y una niña, pedante, antipática, cargantela cual es el mc guffin de la historia ya que pretende ser hija de nuestro casto Bruce (lo siento, no puedo con los niños).

En principio son solo dos volúmenes, pero la historia deja un cabo suelto y un giro final que parece avanzar una continuación. Yo personalmente, sin que me hayan maravillado los tomos precedentes, me la compraré y disfrutare de este Marini que dibuja al murciélago que te cagas.

Valoración: 7,5 sobre 10

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