BATMAN EL PRINCIPE OSCURO.
Ya ha salido la segunda parte de Batman “El Príncipe
Oscuro” y… bueno, está bien.
Marini nos ha dado lo que nos esperábamos,
y ya está. ¿Es esto todo lo que se me ocurre después de haber leído las dos partes?
Pues no, voy a decir mucho más, pero
todo a su tiempo.
El año
pasado se nos anunciaba a bombo y platillo que el “reputado”, “afamado”, “nueva estrella del cómic europeo”, Enrico Marini iba a realizar un álbum sobre Batman en colaboración con la editorial Dargaud. Yo lo primero que pensé es, ¿quién es este tipo?, luego a medida que
mis neuronas (escasas pero cucas) hicieron sus conexiones debidas recordé unos tebeos folletinescos llamados “El Escorpión” que en
su momento comencé a leer pero que pronto abandoné, no por malos, sino porque había cosas que me llamaban más.
Tremendo despegue publicitario hizo que yo, y muchos, esperáramos como verdadera agua de mayo el
vistazo europeo a uno de los mitos del cómic (y
de la cultura pop, para más
ende). Con este segundo volumen la publicidad ya no hizo tanto efecto porque el
factor sorpresa se había
acabado. Sabíamos con lo que nos íbamos a encontrar.
El Batman de Marini es bellísimo,
no encontraremos otra Gotham tan maravillosa como la que él ha recreado con sus estupendas
acuarelas. Solo por ver algunas de esas ilustraciones a doble página con vistas cenitales sobre
nuestra ciudad favorita vale la pena comprar los álbumes.
Marini es un gran dibujante, y este Batman visualmente es maravilloso, cada viñeta valdría por una portada. La historia, sin ser nada del otro
mundo, está bien contada, Marini conoce
el oficio y lo maneja como un diestro artesano, ahí está el
problema. Es una historia demasiado ortodoxa, demasiado académica, todos esperábamos un punto de vista nuevo y eso
es lo que nos deja en la boca un regusto a nube (¿a qué saben las nubes?) después de leerlo. Creo, en mi nada humilde
opinión, que Marini se acojonó. Él, como
muchos, es un fan del murciélago, y
no le perdió ese temor reverencial que en
el fondo impone. Es más, la
obra de un fan agradecido que de un genio creador. Me recuerda mucho a la
sensación que me dejo “Batman Arquitectura Mortal”, fallaba algo y no eran las ganas
del creador ni la actitud del lector.
Sale Joker, sale Harley, sale Croc, sale Selina (aquí Marini sigue la continuidad de Tom
King), sale Alfred, sale Gordon… (para
mi alegría no sale ninguno de sus
repelentes acompañantes) y hay dos incorporaciones
a destacar: un sicario de Joker llamado Archie, depresivo y suicida; y una niña, pedante, antipática, cargante…la cual es el mc guffin de la historia ya que pretende ser
hija de nuestro casto Bruce (lo siento, no puedo con los niños).
En principio son solo dos volúmenes,
pero la historia deja un cabo suelto y un giro final que parece avanzar una
continuación. Yo personalmente, sin que
me hayan maravillado los tomos precedentes, me la compraré y disfrutare de este Marini que
dibuja al murciélago que te cagas.
Valoración: 7,5
sobre 10
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