sábado, 25 de agosto de 2018


BOUNCER

 

Hola amigos, hoy vamos a hablar de palabras mayores. Bouncer es un cómic guionizado por Alejandro Jorodowsky y dibujado por François Boucq. La verdad es que podía terminar aquí la reseña y santas pascuas. Pero como igual alguien no conoce a estos dos genios (de todo hay en este mundo de locos), contaré algunas cositas. A Jorodowsky no se le puede considerar un artista total, ni tan siquiera como un creador, o un psicomago (como él mismo dice); es un ser en busca constante de la humanidad y de la trascendencia (tal como la definían Les Luthiers), esto le ha llevado (desde que creó el grupo Pánico con Topor y Arrabal) a una búsqueda constante y (lo más importante) a un deseo de comunicar su búsqueda y sus hallazgos. Ha tocado todos los palos, pero es en el mundo del cómic donde ha llegado a la excelencia, Metabarones, Alef-thau, El Incal (en mi opinión, nada modesta, el mejor cómic europeo de todos los tiempos) Paro ya con Alejandro porque hablar de él requiere una enciclopedia. En los dibujos está Boucq, un artista (no un dibujante, un artista) francés con un estilo personal que también nos ha dado obras maravillosas (ese Jerónimo Puchero no tiene nombre). Estos dos tenían que encontrarse, necesitábamos que se encontraran.

Tanto follón y aún no hemos hablado de Bouncer. Pues es un Western, violento, trágico, adictivo, muy divertido. Aquí no solo vemos todos los clichés de un western clásico, sino que se impregna del espagueti-western, de la tragedia shakesperiana, incluso de los clásicos griegos. Es un tebeo del oeste, si, y bueno, pero nuestro psicomago favorito nos permite varios niveles de lectura.

Bouncer es un pistolero manco con un pasado trágico, y se ve envuelto en aventuras a cada cual más dramática y divertida. Con unos malos malosos y unos amigos que van cayendo como agua de mayo, nos atrapa con una trama enrevesada y, me repito, muy divertida. Indios, mexicanos, confederados, bandoleros, trenes, caballos, tiros (muchos tiros), y el oeste. Los dibujos de Boucq no solo retratan a la perfección a unos personajes que bailan entre lo realista y lo grotesco, sino que captan el alma de los paisajes del oeste (que maravillosas viñetas, parece que estamos viendo una peli en cinemascope), y Barro-city, otra maravilla.

Por otro lado, Bouncer es un ser que busca la superación y la redención, una lucha constante entre sus deseos y sus aspiraciones, entre la individualidad y la colectividad, entre yo y nosotros. Joorodowsky lo lleva a situaciones límites como metáfora de las pequeñas batallas de cada día. No nos da soluciones, pretende enseñarnos a buscarlas. Ya lo he dicho, en Bouncer podemos ver lo que deseemos ver, o lo que necesitemos ver.

¿Por qué no le pongo un diez? Bouncer adolece de secundarios con los que empatizar (los que aparecen no duran mucho). Es quizás su obra en la que el sentido del humor está más encriptado, a veces nos empuja a tomarnos demasiado en serio las aventuras de este manco. Le falta una conclusión. Nueve álbumes realizados por este prodigioso tándem, dos por Boucq en solitario (parecen las aventuras de Daniel Ross, no están mal, pero). Los siete primeros editados en España por Norma en forma de integral, ¿Qué pasó con los otros dos? ¿Se ha cancelado la serie? No tengo ni idea, por más que he buscado en la red no encuentro nada.

Coge un poquito de John Ford, un poquito de Sergio Leone, añádele unos toques de Shakespeare y unos aromas de misticismo; todo ello mezclado por dos maestros: eso es Bouncer. Disfrutadlo mucho.

Valoración: 9 sobre 10

2 comentarios:

  1. Quizás tengas que preguntar acá sobre Bouncer y sobre los últimos tomos, ya que son quienes lo tradumaquetan... un saludo!

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